Todo empieza con las uvas de la suerte. Damos fin al 2019
sin tener ni idea de lo que nos deparará el 2020. Es hora de pensar en los
nuevos propósitos para el año que entra, entre risas alegría y cava… (bueno, a
quien le guste).
Reunión de empresa el primer día laborable a las 8:30h, como
todos los años. Siempre he creído que es una manera de ponernos las pilas
después de unos días sin pensar demasiado en el trabajo y yendo de comilona a
comilona, pero, realmente resulta porque es una manera de dejar atrás esos días
familiares y centrarte en el trabajo.
Nada hacía presagiar que unos pocos meses después estaríamos
encerrados en casa, sin poder salir a la calle más que para hacer algunas
compras indispensables para poder alimentarnos cada día. Estoy seguro que más
de uno hubiera preferido poder salir a completar unas duras jornadas de trabajo
que estar así, pensando en que hacer y oyendo las malas noticias que te
explicaban las cadenas de televisión y de radio.
Después de unos días desconcertado por el parón inesperado,
tocaba tomar algunas decisiones importantes, no sólo para poder pasar esos días
de la mejor manera posible, sino también para darle a ese tiempo un provecho
que te hiciera más fuerte para poder soportar de la mejor manera posible la
vuelta a la “normalidad” cuando sucediera.
Mi primera decisión fue, como la de otras muchas personas, hacer
ejercicio para evitar que el cuerpo se oxidara y no tener después que arrepentirme
de haber ganado unos kilos de más. Así que me puse manos a la obra y me diseñé una
rutina de entrenamientos para poder realizar durante el confinamiento.
Mucho tiempo para pensar, reflexionar en mi vida, en los
logros y en los fracasos, llegando a conclusiones poco reconfortantes al respecto.
En esos días vi como gente que conocía lo estaba pasando
realmente mal, no como yo, que más o menos soportaba la situación, sino
realmente mal. ERTES que no llegaban a sus cuentas corrientes, trabajos que
pendían de un hilo, preocupación por lo que les podía deparar el futuro … y
decidí, en la distancia, echarles una mano dentro de mis posibilidades. Eso me
hizo pensar en que ¿porque no podía ayudar?, no solo a la gente que me
importaba si no también a mis clientes, cuando pudiera ir a visitarles, y ¿porque
no a personas desconocidas?
Libros y más libros, algunos los tenía hacía tiempo en la estantería
y nunca encontraba el momento de leerlos pero ahora tenía todo el tiempo del
mundo, horas y horas para poder cambiar mi vida a nivel intelectual y lograr en
lo posible a ser mejor persona, mejor amigo, mejor profesional…
Aquí tienes lo interesante del 2020. Un año que más allá de
derrumbarme me ha servido para recapacitar, en pensar qué hacer con mi vida y
marcarme unos objetivos ambiciosos, mucho más de lo que lo eran antes.
Ahora empieza un nuevo año. Sin duda, me esforzaré para
conseguir lo que quiero llegar a ser. Seguro que no será fácil, pero si consigo
mejorar, seguro que estaré más cerca del objetivo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario